viernes, 4 de octubre de 2024

RELATO CORTO: EL VALOR DEL CIELO

Hola, mi nombre es Cielo… mis padres decían que nací en una noche de cielo limpio, sin luna, sin estrellas y que fui un milagro en sus vidas.
Yo tenía un futuro prometedor (mis maestros decían eso), tenía 20 años, tengo padres, 2 hermanos, un cuarto hermoso y tres mejores amigas, todo parece perfecto, pero por caprichos de la vida, ahora no tengo lo más importante: mi cuerpo.
Aun no entiendo qué me pasó o por qué me pasó. Hoy ya no tengo respirador artificial, simplemente no puedo despertar… estoy en coma.

Todos me hablan, a veces creo que pierden las esperanzas porque sus visitas las siento muy espaciadas… hace días una enfermera dijo: pobre chica, ojalá aplicaran la eutanasia en este país, ella no merece sufrir.
Yo los escucho, quisiera decirles que estoy viva, quisiera gritarles que estoy aquí, pero no puedo.Poco a poco vuelvo a recordar, hace algunas horas me cantaron el Feliz Cumpleaños, ¿Cuánto tiempo ha pasado? Mamá dijo que cumplí 21 ayer, eso quiere decir que llevo un año dormida.
Siento cuando me acarician, siento como la medicina va ingresando a mi cuerpo a través del suero, siento cómo sufre mi madre, sobre todo ella… sé que es fuerte pero muchas veces despierto y la escucho llorar, despertar es un decir porque no tengo fuerzas ni para abrir los ojos.

¿Se preguntarán que pasó? Aún lo recuerdo como si fuera ayer.

Salí de casa un poco molesta porque mamá había olvidado comprar unos materiales para mi clase. Caminaba distraída, pensando en las veces que mamá había olvidado comprar las cosas, renegando porque me faltaría tiempo para hacer todo lo que debería; tal vez si hubiera prestado más atención, me hubiera dado cuenta que en la esquina estaban asaltando a una familia, un hombre con su esposa y su pequeño niño que lloraba abrazado a su mamá.
No sé cómo terminé en el centro de todo, los hombres dispararon a quema ropa contra el hombre, la señora gritó, el bebé lloraba, la policía llegó y uno de los hombres me cogió fuerte, todo sucedió muy rápido.

Parecía que estaba viendo una película de acción, pero esta vez yo era la protagonista… la policía los rodeó, ellos amenazaban con matarme y se decían muchas groserías, nunca sentí tanto miedo en la vida, me vi sola, sin padres, sin nadie… miraba alrededor y sólo veía policías, gente desconocida, el cuerpo del hombre al que habían asesinado hace minutos, el niño llorando y la madre acongojada encima del cuerpo de su esposo.
Todo olía a miedo, a pena, jamás había sentido el olor a pólvora, pero ese día lo pude percibir, ese hombre que maldecía y decía que iba a matarme. Como 15 minutos duró esa agonía, luego me arrastraban hacia un carro, yo traté de liberarme mordiendo al hombre y lo logré, la policía disparó al criminal, pero uno de los compañeros estaba escondido detrás del auto, mi mirada chocó con la suya y dijo: si ellos me quitaron a uno de los míos, yo le quitaré a uno de los suyos y disparó. Sentí una explosión cerca de mí, luego la cabeza me ardía, de pronto el frío me invadió y sentí que caía. Poco a poco todo se iba oscureciendo, nunca más vi la luz, ni supe si era de día o de noche.

Cuando tomé conciencia no podía moverme, no podía hacer o decir nada, tenía un fuerte zumbido, yo supongo que era el sonido de la bala al rozar mi cabeza.
Por algún milagro no he muerto, debo decir que la desesperación se apoderó de mí muchas veces, hasta que poco a poco he logrado ser paciente y saber cuándo es de día o de noche. He sentido muchas manos tocándome, pero sólo una es distinta… la de mi madre.
Esa es la historia, la violencia ha reducido mi vida, recuerdo muchos noticieros y la indiferencia con la que muchas veces vemos las noticias, jamás pensé que me pasaría. ¡qué habrá sido de los criminales, de aquel niño, de aquella madre!
¡Dios mío, cómo me gustaría volver a ver a esa mujer y su hijo, llorar su dolor y decirle que también es el mío!, poder abrazarlas y calmar en algo su sufrimiento.

Ya no tengo miedo morir, sólo quiero pedirle a Dios un día, un día para volver a ver a mi familia, ver el sol, saber qué ha pasado y decirles que aún dormida estuve consciente.
Ya no quiero estar más así, hoy abriré los ojos, para bien o para mal. Hoy los voy a abrir y a vivir, aunque sea solo un segundo nada más.
Percibo una luz, algo molesta mi visión ¿estaré abriendo los ojos? O ¿ya estoy muriendo? ¡Dios mío, he abierto los ojos!, pero estoy sola, ¿dónde está mamá? ¿dónde está la enfermera?, alguien me tiene cogida de la mano, ¡Dios mío! Puedo tocar a alguien… puedo tocar… ¡ES MAMÁ!… ¡ES MAMÁ!… ¡HE DESPERTADO!


Autora: María Karla Becerra Cabanillas
Escrito en el año 2014

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4 comentarios:

  1. Excelente Karlita, no me despegue

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  2. Que linda historia te juro q me imaginé toda la historia cuando leía lo máximo amiga

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